Como todos los años, se aproxima la noche de San Juan, noche
muy esperada por aquellos estudiantes que terminan los exámenes, trabajadores
que desean desconectar un poco de la rutinaria vida que llevamos, o amigos a
los que quizás haga tiempo que no veas. Todos con el mismo fin, pasar otra
velada más a la luz de la luna, inolvidable para el recuerdo.
El viernes antes de la señalada noche, salimos al pub del
pueblo a tomar unas cervecitas tomando el fresco de la noche y revisando que todo
detalle esté en regla para el siguiente día.
A las 10 de la mañana, el área de juventud impartía un curso
de formación para la manipulación de alimentos, al inscribirse tantas personas,
se hicieron 2 turnos, afortunados fuimos los que lo hicimos primero, porque
mientras más conocimientos adquiramos, mejor hacemos nuestras comidas. Y
hablando de comida el curso terminaba a las 2 y nosotros teníamos que
organizarlo todo, así que todo el mundo a sus casas y a coger las maletas que
nos vamos…
Este año, como el año pasado, hemos querido pasar esta
fiesta en el campo de unos compañeros nuestros, cerca del río, muchas personas
lo celebran también en la playa, pero nosotros al tener esta belleza de río tan
cerca y la suerte de que la venta san Juan organiza un fin de semana tan
especial pues decidimos hacer siempre acampada por estas cercanías.
Una vez situados en la casa, soltamos todas las cosas,
comemos y a refrescarnos dándonos un chapuzón en el río, algunos se bañaban más
que otros, otros caían de forma casual al agua, y los que verdaderamente se
bañaban pues de vez en cuando refrescaban a los "toma-soles", si si esas personas
que dicen: voy al río y me activo el modo lagarto…jaja
Tras el chapuzón tocaba ver el partido y acompañar a la roja,
mientras unos lo veían otros se peleaban con los colchones inflables para poder
descansar a la noche…
Termina el partido y la ducha se convierte en una consulta
médica, se forman colas, se coge número y la gente se queja. En este caso por
el calentador, más que calentar refrescaba…
¿Estáis todos limpitos y tenéis bien frotadas esas espaldas? Pues
viene lo mejor, solo hay un espejo así que las colas del baño ahora se dirigen
hacia el pasillo donde estaba el espejo, unos para ponerse las lentillas, otros
para peinarse, otras para maquillarse, el cuento era maquearse que había que
irse a la gran fiesta y la noche no había hecho más que empezar.
La casa estaba un poco retirada de la fiesta así que para
llegar, o bien lo hacías en coche, o te agarrabas una linterna y a caminar carril abajo.
Una vez en la fiesta ya podías decidir si beber para
animarte, si bailar más o menos, o pasártelo mejor o peor, la noche era tuya y
el final lo escribías tú.
Nosotros aguantamos hasta que pudimos y cada cual iba
llegando a casa según iba amaneciendo, la sorpresa fue que cuando llegamos,
algún que otro colchón nos había dejado tirados asíque cada vez que llegaba
alguien, tocaba despertarse, contar las batallitas y reírse un poco, que al fin
y al cabo ese era el fin, pasarlo bien, aunque claro está que a todos no les
puede sentar bien eso de que te despierten con risas y cachondeo, así que
también surgió una que otra peleilla tonta, eso si, siempre con el fondo de las
bandas sonoras de ronquidos de nuestros compañeros.
Tras descansar un poco, picas algo de desayuno, intentas
hacer café o te, te tomas tus pastillas contra la resaca o te bebes una piscina
de agua para calmar la sed, el cuento es que la gran paella del almuerzo nos
esperaba, desde aquí felicito a nuestras cocineras porque salió buenísima.
Y después del almuerzo ya se separaron nuestros caminos, los
estudiantes volvían a Málaga, los trabajadores a sus casas, y aquel que podía
seguir disfrutando de la tarde pues al río o a seguir con la fiesta en la
venta, en fin, otro San Juan más que pasa a formar parte de nuestros preciados
recuerdos.