jueves, 22 de mayo de 2014

Jueves Santo

Llega el Jueves Santo y como cada jueves por estas fechas, nuestro compromiso con la cofradía de Villamartín sigue adelante, son muchos los años que llevamos hiendo a tocar allí y este año no iba ser menos…


Nada más caer el sol sale primero la cofradía del Nazareno con su respectiva banda, y tras ellos, cada uno en su sitio y con su instrumento en las manos para dar lo mejor de si porque nos toca acompañar en el recorrido a nuestra Virgen de los Dolores. Comienza la procesión, ¿nuestro propósito?, no solo cumplir un contrato, si no erizar vellos y hacer sentir y transmitir lo que con nuestra banda de música llevamos tanto tiempo ensayando con mucho esfuerzo, dedicación y amor.

La verdad es una procesión muy bonita, y ya nos sentimos como uno más de allí, por el trato especial, el respeto y la tranquilidad que allí se respira, este año gracias a Dios el tiempo acompañó, y una vez terminada esta procesión nos esperaban unos tentempiés y un largo trayecto en bus para llegar al pueblo, dar una pequeña cabezada y asistir a otra procesión de nuestro pueblo vecino Benalauría…

Es una procesión típica de allí y muy emotiva también, a la cual también vamos todos los años a tocar, a pesar de que se realice todo lo contrario a las demás procesiones, que normal mente son por la tarde o de día, la especialidad de ésta es que se realiza de madrugada, a las seis de la mañana más o menos.



Todos estamos cansados pero tocar estas marchas con los primeros rayos de sol dándote en la cara la verdad es una experiencia muy bonita, al igual que lo es la representación que hacen con las imágenes a las que acompañamos, que en este caso son, la Virgen de los Dolores, San Juan y el Cristo con la cruz cargando al hombro.

Escenifican la escena del prendimiento de Jesús en la plaza del pueblo, con unas grabaciones de voz muy antiguas y valorizadas.

Una vez acabadas las procesiones y ya con pleno sol en la calle que más da quedarse un ratito más y desayunar toda la banda junta en algún sitio para compartir experiencias y tener una buena conversación mientras el estómago se va llenando sin a penas darnos cuenta del cansancio que pudiéramos tener encima, por que cuando se está a gusto nada importa, y cuando damos por finalizado el desayuno, todos a casa a ese merecido descanso y a prepararnos para la siguiente procesión…


Michael Macías Romero.

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