Llega el Jueves Santo y como cada jueves por estas fechas,
nuestro compromiso con la cofradía de Villamartín sigue adelante, son muchos
los años que llevamos hiendo a tocar allí y este año no iba ser menos…
Nada más caer el sol sale primero la cofradía del Nazareno con
su respectiva banda, y tras ellos, cada uno en su sitio y con su instrumento en
las manos para dar lo mejor de si porque nos toca acompañar en el recorrido a
nuestra Virgen de los Dolores. Comienza la procesión, ¿nuestro propósito?, no
solo cumplir un contrato, si no erizar vellos y hacer sentir y transmitir lo
que con nuestra banda de música llevamos tanto tiempo ensayando con mucho
esfuerzo, dedicación y amor.
La verdad es una procesión muy bonita, y ya nos sentimos
como uno más de allí, por el trato especial, el respeto y la tranquilidad que
allí se respira, este año gracias a Dios el tiempo acompañó, y una vez
terminada esta procesión nos esperaban unos tentempiés y un largo trayecto en
bus para llegar al pueblo, dar una pequeña cabezada y asistir a otra procesión
de nuestro pueblo vecino Benalauría…
Es una procesión típica de allí y muy emotiva también, a la
cual también vamos todos los años a tocar, a pesar de que se realice todo lo
contrario a las demás procesiones, que normal mente son por la tarde o de día,
la especialidad de ésta es que se realiza de madrugada, a las seis de la mañana
más o menos.
Todos estamos cansados pero tocar estas marchas con los
primeros rayos de sol dándote en la cara la verdad es una experiencia muy
bonita, al igual que lo es la representación que hacen con las imágenes a las
que acompañamos, que en este caso son, la Virgen de los Dolores, San Juan y el
Cristo con la cruz cargando al hombro.
Escenifican la escena del prendimiento de Jesús en la plaza
del pueblo, con unas grabaciones de voz muy antiguas y valorizadas.
Una vez acabadas las procesiones y ya con pleno sol en la
calle que más da quedarse un ratito más y desayunar toda la banda junta en
algún sitio para compartir experiencias y tener una buena conversación mientras
el estómago se va llenando sin a penas darnos cuenta del cansancio que
pudiéramos tener encima, por que cuando se está a gusto nada importa, y cuando
damos por finalizado el desayuno, todos a casa a ese merecido descanso y a
prepararnos para la siguiente procesión…
Michael Macías Romero.
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