domingo, 1 de junio de 2014

Y llegó el Domingo de Resurrección…

Última estación de la Semana de Pasión. Para los
Algatocileños un día muy esperado por ser el día grande de nuestra Semana Santa, el de más renombre, el más celebrado, el Día del Huerto.
        En este día, se representa por medio de símbolos como el huerto de ramos, la figura del Niño recién Nacido o la búsqueda por parte de la Virgen María de su Hijo por las calles del pueblo, entre otros, el pasaje de la Pasión en el cuál las mujeres acuden al sepulcro donde no encuentran el cuerpo de Jesucristo, descubriendo que ha resucitado de entre los muertos.                
                                     


        Es un acto que congrega a muchos vecinos y visitantes en la Alameda del pueblo, donde se lleva a cabo la tan tradicional carrera del trono de San Juan, primero para informar a la Virgen del hallazgo y posteriormente, la carrera del trono de la Virgen, en busca del niño entre las ramas del huerto...

Pero este año la cosa no pintaba bien, ya que desde el comienzo de la semana, el tiempo anunciaba un domingo lluvioso.
Aún pareciendo ser tan claras las predicciones, y siendo la esperanza lo último que se pierde, se trabajó un año más con las mismas ganas para disponerlo todo, esperando que no se cumplieran los peores vaticinios. 
Los mayordomos y mayordomas, con varios vecinos y vecinas voluntarios, prepararon como todos los años, con toda la ilusión que corresponde, los tronos, los ramos de naranjas, el huerto con las ramas recogidas, el muñeco que representa a Judas, la música, la bandeja con los licores...


Todo el sábado se dedicó a la recogida de las naranjas y ramas por la mañana, por parte de los mayordomos hombres; y por la tarde todos los demás menesteres nombrados.




Este año, el grupo de jóvenes se encargó de cuidar durante toda la noche de que todo estuviera bien. Una vez  dieron las 7 de la mañana, se repican las campanas, anunciando que el Niño estaba siendo “robado” del templo para trasladarlo al huerto en la Alameda.


Hasta aquí todos los hechos se sucedieron como todos los años; pero en esta ocasión, no se iba poder cumplir con la tradición completa; a pesar de muchos intentos por parte de los mayordomos de poner toldos y plásticos, la fuerza con la que caía el agua y soplaba el viento, era mayor que las ganas que le ponían de seguir adelante. Así que no les quedó de otra que plantearse otras alternativas.
Tras una reunión con el párroco, se desestimó la posibilidad de preparar un pequeño huerto dentro de la iglesia y que todos los actos se hubieran realizado allí a techo cubierto. Por lo que no quedó de otra que, aprovechando un pequeña escampada, instalar el trono con el Niño en el porche de la casa de Isabel Ordóñez al lado del bar “Las Palmeras”, lugar donde estaban guardados los ramos de naranjas y más cercano a la Alameda.


Allí permaneció toda la mañana, y al son de la música que se instaló en la megafonía del Ayuntamiento, fueron numerosos los vecinos que se acercaron a cumplir la tradición como siempre se ha hecho.


Como nativa del pueblo y amante de las tradiciones del mismo, me sentí orgullosa de ver cómo a pesar de todo, eran muchos los vecinos y vecinas que acudieron a por su ramo, a ofrecer su donativo, a tomarse una copita con los mayordomos y a echarse la correspondiente foto con el Niño Jesús.


Aunque se esperó durante todo el día, a que hubiera un ratito de tregua, se decidió no procesionar a la Virgen ni a San Juan; siendo sobre las 6 de la tarde, cuando en una breve “escampada”, se traslado a toda prisa el trono del Niño Jesús de vuelta a la Iglesia, acompañado por los mayordomos que quedaban y algunos vecinos.



Este grupo de mayordomos y mayordomas se supieron superponer a los reveses ocasionados por el clima y a los inconvenientes por parte del párroco. Haciendo que en el Domingo de Resurrección de este año, aún siendo distinto, se siguiera viviendo y cumpliendo esta tradición tan importante en Algatocín como es la del Huerto del Niño.




Eli Barroso.
 

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